sábado, 28 de febrero de 2009

Mi nueva Biblia.

12 días sin postear. Bueno, no es mucho, pero son días. Y solo hay una explicación. Baste decir que mi nueva Biblia es esta:
Futuros papás, COMPRADLA.

Agur.

lunes, 16 de febrero de 2009

BIG CULO DAY 2009

Pozi, po yo también me sumo a la conspiración marciano-blogueril-culera. Y para ello me he retrotraído a unos culos de antaño, culos que supusieron algunos de mis más tempranos autoconocimientos, ejem. Los culos de CAMELOT 3000.

Por que, ¿quién no pasó buenos ratos con el fantástico culamen de Morgana LeFay?

O ese maravilloso culo real, de esa pelandrúsca reina Ginebra:

E incluso, adelantándose a su tiempo, un atisbo de lo que luego los legos llamarían "Plano Marciano":

En fins, Feliz Big Culo Day tu ebridodyyyyyy!!!

miércoles, 11 de febrero de 2009

Paternidad

¿Por qué es necesario sufrir?

Mi hija nació hace 17 días. Fue una jornada muy larga, que comenzó a las 8 de la mañana de un sábado, cuando reconocieron a María del Mar en la cuarta planta del Hospital Materno Infantil y la bajaron a paritorios. Todavía no había dilatado lo suficiente, pero la iban a ayudar con un generoso chute de oxitocina.

A la una de la tarde el dolor de las contracciones se había vuelto bastante insoportable, y, por fin, le aplicaron la epidural. Desgraciadamente, el cuerpo humano no es un test dummy, y la anestesia solo le hizo efecto en el lado derecho del cuerpo. Hicieron falta 3 “bolos” de epidural para calmar los dolores. Lógicamente, eso hizo que perdiera la sensibilidad; María del Mar no notaba si estaba empujando bien, lo que aumentó su ansiedad.

A las 11:30 de la noche, después de 12 horas de paritorio, oxitocina, sonda, epidural, suero salino y muchas, demasiadas, exploraciones, por fin alguien decidió que era hora de aplicar una cesárea. A buenas horas. Cuando vi como se la llevaban en unas angarillas metálicas la única imagen que pasó por mi mente fue la de un accidentado en una carretera. Mi madre dice que me puse blanco...

A las 12:15 nos avisaron por megafonía. Nuestra hija había nacido y, gracias a que mi madre llevaba su bata de auxiliar de clínica, nos dejaron pasar a nido, a verla. Mi hermana estuvo sembrada: a la entrada de nido hay un cartel que prohíbe hacer fotografías. Marina exclamó un exabrupto (“Y una polla”) y le sacó la primera foto a su sobrina con el móvil. Y no pude disfrutar el momento todo lo que hubiera querido, porque conforme llegábamos a nido me informaron que la cesárea todavía no había acabado.

Finalmente, a la 1:00 de la mañana, pudimos pasar a ver a la madre a post-operatorio (bendita bata de Carlos Haya). Se encontraba reventada, pero bien. Muy contenta. Ya había visto a nuestra hija, y ya se había dirigido a ella por su nombre: Celia.

A las 4:00 subieron a María del Mar a planta. Y a las 4:15 subieron a Celia. La jornada no había acabado. Mi mujer estaba sondada, con dos vías, 13 grapas en el abdomen y tres capas de puntos (en útero, abdominales y peritoneo), sin poder moverse por los efectos de la epidural. Mi hija lloraba y yo no sabía que hacer. Fue una noche memorable.



Es muy extraño esto de la paternidad.

Siempre he pensado, dado mi experiencia personal, que hay que mantener una distancia con los hijos. Como dice un tío más listo que yo, como los hijos no elegimos a los padres, ni los padres elegimos a los hijos, pues vamos a intentar llevarnos bien. Y desde el primer momento he intentado ver a mi hija como una personita propia, que solo pertenece a ella misma. Así que no me hago ilusiones sobre si será buena estudiante o no, si compartirá los, ejem, vicios paternos o no, sobre si será lista, simpática o buena chica. Que sea como sea, y ya lidiaremos con ello.

Incluso he intentado buscarle deliberadamente defectos. Que si tiene papadita, que si tiene el labio superior muy separado de la nariz, que si tiene las cejas abultadas (en esto ha salido al padre, mala suerte), que si qué pies más grandes... Para nada. La dopamina ha colapsado los receptores adrenérgicos de mis neuronas y me encuentro sumido en un mundo pequeño, blandito y pastel, donde todo es bonito. Y Celia es la niña más bonita del mundo...






Bueno, ustedes de ahí, que nunca sé quién está al otro lado: que ya he regresado al trabajo, así que este su blog va a cambiar su nombre: Procastrinando Elefantes. Nos vemos más de seguiditoooo...!

Saludosh...