
Este mes se acaba
All-
Star Superman. Han tardado casi tres años en acabar esta
maxiserie y ya hay voces en la red que la alaban como la mejor historia de
Superman de... bueno, de la historia, sí. ¿Que qué pienso yo? Vamos a ver...
All-Star Superman nace hace un par de años largos como la abanderada de una nueva línea editorial que se anunciaba (aunque no oficialmente, o sea, por Vox Didius) como la versión DC de la línea ultimate de Marvel. Los dos títulos iniciales, éste que nos ocupa y All-Star Batman & Robin the Boy Wonder, han acabado por ser los únicos, a menos que Adam Hughes despierte del letargo y quiera seguir dibujando el hipotético All-Star Wonder Woman.
Los dos títulos iniciales estaban pensados como dos mega-hits. En AS-Batman teníamos a (Por Dios) Frank Miller escribiendo y a (Maremia) Jim Lee a los lápices. Supongo que tarde o temprano acabaré escribiendo algo sobre esta serie, pero por ahora baste decir que cuando pienso en ella me imagino a Miller descojonado de risa ante la máquina de escribir...
Didio le ofreció AS-Superman a Grant Morrison. Éste, inspirado por la idea, pidió la colaboración del que, a mi pobre entender, es el mejor dibujante con quien jamás haya trabajado el escocés, osease, Frank Quietly. Pero estaba claro que, por muy portentoso que sea Quietly a los lápices, ésta iba a ser una historia de Morrison, y quien conozca la trayectoria del calvo, ya sabía a qué atenerse.
Morrison se inventa "su" Superman, fuera totalmente de la continuidad, un Superman canónico, atemporal, mezcla de aspectos del personaje, que se extraen de muy variadas fuentes: la película de Donner, los cómics clásicos de la silver age, etc. En esta historia, Lois Lane no sabe que Superman es Clark Kent (y mucho menos están casados). Jimmy Olsen es un intrépido reportero del Daily Planet, Lex Luthor es un villano muy, muy malo que solo quiere hacerle la puñeta a nuestro Supes, y no hay referencias ni a la JLA ni a Batman, y Krypton es el de toda la vida de nuestros cómics (es decir, nada del "Mundo de Krypton" de Byrne). Es por ello que mucha gente se ha quejado de que haya hecho falta un autor con merecida fama de rompedor para contarnos una historia de corte clasicista del personaje clásico por autonomasia. Siento disentir.
Morrison es, probablemente, mi escritor de cómics favorito. Está loco, lo sé, y es demasiado aficionado a las drogas, pero tiene dos cosas que me apasionan: es capaz de introducir más conceptos e ideas nuevas en una viñeta que otros (también) grandes escritores en 22 páginas; y sabe llegar al corazón de una historia, y transmítirselo al lector. Sin destripar nada del argumento, decir que estos 12 capítulos han sido a la par desconcertantes, sorprendentes y emocionantes. Morrison conoce la humanidad de Superman, puede imaginar qué es capaz de pasar por su mente, qué misterios conoce y domina, cómo es su día a día, y nadie sería capaz de plasmar esas ideas en el papel como Frank Quietly.
Lo siento, mr. Moore, mr. Byrne, mr. Loeb (...bueno, no lo siento tanto;), mr. Siegel, mr. Boring, mr. Mortimer, etc... ÉSTA es la mejor historia de Superman de todos los tiempos. O, al menos, a mi parecer...
(Y no me importan esas dos páginas finales,
Peter).